![?](/assets/images/columnas/yustedes.png)
Me despierto y veo la hora, son las nueve veinticinco, es temprano aún, quiero seguir durmiendo pero sé que debo levantarme, siempre hay algo que hacer, me lavo la cara y por qué no, me veo en el espejo, medito un rato, no tanto, hay que aterrizar. Me muevo por la casa sin saber qué hacer, a diferencia de muchos, no tengo nada planeado que hacer estos días, son casi las diez y media, como algo y salgo, hay algo que hacer. Voy a tomar micro, saco doscientos pesos de mi bolsillo y los diez pesos que aseguraran la sonrisa del chofer, la transacción está hecha. Busco asiento, el camino es más o menos largo. Me siento, me pongo los audífonos y empiezo a transcribir con teclas silenciosas la ciudad y su gente, imprimo con sumo cuidado cada cosa que veo, siempre he sido malo anotando cosas, me detengo, ya es suficiente, hay que aterrizar. No falta mucho para llegar, tengo muchas cosas en mí cabeza, espero aclararme pronto, ha pasado mucho tiempo y debo ordenar los acontecimientos, ordenarme a mí mismo por así decirlo. Me bajo y me encamino a mi destino, es temprano aún, entro al edificio y me dirijo al ascensor. Presiono el institucional 4 y subo. Camino por el pasillo, veo gente conocida y la saludo, converso un rato, han pasado varios días de no ver esas caras, entramos a la sala y veo más gente de la que esperaba, una buena señal, saludo a más gente y me siento, la asamblea está por comenzar.
El rigor estatutario nos obliga a esperar, son casi las doce del día, mucha gente habla, me agrada el ambiente, pareciera ser una especie de reunión, todos actualizándose, incluyéndome. La vida sigue y los días pasan, quiero pensar que las cosas cambian. Se anuncia el comienzo de la discusión, nos quedamos en silencio. Somos alrededor de ochenta personas, más del doble que la última vez, la incertidumbre se siente el aire, más que otros días, escucho con atención las informaciones, ya las he leído antes. La demora inicial se siente, el reloj avanza y suma minutos, llega el momento de la discusión previo a la votación, la falta de información por parte de los asistentes se nota y se expresa en los rostros de los oyentes, la discusión se divide en dos posturas, sin embargo la autocrítica es la misma, la falta de participación que carcome cualquier intento de movilización, el idealismo casi quijotesco cegador, el apresuramiento, la falta de integración y de visión a largo plazo. Pareciera ser que la búsqueda de esa tan anhelada victoria tras casi de mes y medio de paralización se traducirá en una victoria de muchos y trabajo de pocos. Y de un momento a otro pareciera ser que esa carrera de cinco días que nuestros compañeros corrieron hace unos días atrás continuara aún, el tiempo avanza y algunos compañeros se retiran, un cansancio que resume lo que han sido estos días, el desgaste evidente de un movimiento en que la carrera ha tenido un inesperado protagonismo este año, movimiento que ve temblar sus bases ante la pregunta final, ¿cuál es el camino a seguir dado la decisión que hemos tomado? pregunta cuya respuesta se definirá conjuntamente los próximos días, discusiones finales anuncian el término de la asamblea. Mis ideas están claras ahora, muchas cosas pasan por mi mente, la asamblea ha terminado y las imágenes que he impreso este último mes y medio se conectan como hilos en un entramado de ideas, la claridad había vuelto.
Voy a comprar almuerzo con unos amigos y nos lo llevamos al edificio, sin duda se ve más gente que otros días, conversamos un rato, pareciera ser un día normal, luego de un rato nos vamos, vamos al paradero, mi micro llega y me despido, hay más cosas por hacer, rápidamente busco las monedas en mi bolsillo y esta vez sí tengo la cantidad exacta, tomo la micro, me siento y repito el proceso del viaje de ida.
Llego a destino, hago lo que tengo que hacer, unos planes se cancelaron, han pasado unas horas pero aún queda algo por hacer, algo que no puedo seguir aplazando, me siento, prendo el computador y me pongo a escribir, pienso en muchas cosas, los días de condicionada libertad están por terminar, la gente comenzará a volver a sus respectivas realidades, siento que ya no puedo juzgarlos ni generalizar apresuradamente, cada uno vive sus realidades y problemas, incluyéndome, quizás por eso me he demorado tanto en volver a escribir. La vida sigue y los días pasan, las cosas si han cambiado, y es por eso que en vez de una columna decidí escribir una crónica, escojo entre todas mis ideas, descarto viejas impresiones, el boceto incompleto, y nuevas ideas y conflictos se adicionan al entramado.
Decido no hacer las críticas de siempre, esas ya las he hecho y en el fondo cada uno sabe cómo compatibilizar sus tiempos, cada uno al levantarse se ve al espejo y se pregunta que hará el día de hoy, y se duerme pensando en que hará el día de mañana. Todavía falta algo, salgo un rato afuera, me hago un café, medito un rato, pero no tanto, hay que aterrizar. Pienso que todos tenemos algo que hacer, y esos haceres conforman nuestro vivir, sin embargo este modo de vivir debe ser coherente, coherente en el sentido de que nuestras acciones deben siempre perseguir el mismo fin, fin que como bien dijo un compañero nuestro hoy en la asamblea debe motivarse por lo social, los estudiantes tienen un potencial y una responsabilidad enorme, debemos hacernos cargos de nuestros haceres, pienso y retrocedo los días y me doy cuenta de que siempre he intentado hacer eso, quizá no sea el único, sé que no, espero que no.
Ya es de noche, la ciudad se enciende no hace tanto frío como otros días, no recuerdo haberme demorado tanto en escribir algo, hace tiempo que no lo hacía, escribir me ayuda a pensar, quizás no es tan mala idea llevar una libreta conmigo a cada momento, una real, quizá sea el momento de tangibilizar las ideas, los días pasan y cada cierto tiempo miramos atrás, al agrandarse las unidades de medida se agranda también el cansancio y desgaste, ¿cuántas ideas hemos concretado?, ¿cuál camino es el correcto?, todo eso no lo sé, todo dependerá de que tan coherentes somos y de que queremos construir a largo plazo, ayer, hoy y mañana juntos. Llevo más de mil palabras y creo que es suficiente, todavía hay muchas cosas por hacer, no quiero perder el tiempo.
Perro sinérgico